sábado, 29 de septiembre de 2007

Treintañeros

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Respuesta a la encuesta anterior: Los organizadores del premio Nobel, propusiero tanto a Octavio Paz como a Carlos Fuentes, compartir el premio.
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Abstract: This post it’s about crisis, crisis that happens near form thirties years old. Not only at personal level but also our socioeconomic way of life. Changes on labor market, on social roll of women, a decreasing wages and devaluating of Mexican peso respect previous years, perhaps there are behind of all those socioeconomic phenomena.

Then it’s not weird that social reproduction family rhythm had delayed progressively. We can’t have to our parents as a model life, because they lived other economic and personal situation. We must consider our models of life, accord to our reality.

Also, you can download a CD from Divididos, one of the most powerful bands on the world. This one Gol de Mujer, 1998 (Women’s Goal), it’s a jew.
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Este disco de Divididos (Gol de Mujer, 1998), va dedicado a mi tio-primo Horacio (mejor conocido como Eich), que le encanta el buen rock y conocer nuevas bandas. El disco en general está más pesadón de lo que recordaba. Recomiendo Nene de antes, Amor japonés y Cabeza de maceta. Sonido más potente será difícil de encontrar o como dice mi amigo Osvaldo Drodz (aunque en referencia a Manal): no es fácil que una guitarra, un bajo y una batería, llenen y hagan no extrañar otro instrumento.
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CONVENCIONALMENTE EXISTEN varias etapas importantes en la vida de las mujeres y los hombres. En esta ocasión expresaré una de ellas: cuando cruzamos del año 29 de vida al 30. Pronto viene a mi memoria una canción de Carlos Arellano, a la cual le tomé prestado el título de este texto. No conozco a Carlitos, pero supongo que no interpondrá demanda alguna ante el Indautor.

Lectores veinteañeros (y adolescentes) y cuarentones (y de edades posteriores), no se sientan excluidos, pues para unos esto será como una premonición y para otros, un recuerdo.

Los años treinta, para el mundo, fue un periodo entre guerras; empezaron los estruendos socioeconómicos de la Gran Depresión; se asomaron a la historia para siempre personajes como Mickey Mouse o Mahatma Gandhi; ocurrieron sucesos desagradables como el primer gol en una Copa del Mundo (contra México, precisamente) e inició en la Argentina la llamada Década Infame, derivada de un golpe militar de Estado. Íconos y sucesos que nos llevan de la alegría a la pesadumbre.

Los treinta años, para el ser humano, es un periodo de cabal importancia porque en los últimos tiempos muchos de los Treintañeros de hoy, experimentamos una especie de reflexión que de repente sabe a nostalgia y de pronto a angustia. Es una etapa en la cual, en teoría, se deben ya seguir los raíles de lo que será nuestra vida hasta el final; sin embargo, de pronto cambió la jugada, y la mayoría de Treintañeros estamos aún terminando de construir esos rieles.

En alguna ocasión comentaba junto con mi primo Armando que nuestros padres vivieron, más o menos diez años antes que nosotros, lo que en ese momento nos ocurría. A nuestra edad (en ese entonces, 25 años), nuestros padres ya se habían casado, nosotros ya habíamos nacido, etcétera. Las cosas han cambiado mucho, el rol social de la mujer, el poder adquisitivo del dinero, las condiciones del mercado laboral, entre otras cosas.

Hace algunos años, también, me reuní con una amiga, Marlene. Especulamos sobre la posibilidad de que el promedio de vida de las personas fuera de 150 años, que la infancia, la adolescencia y la juventud duraran en promedio 40 años, que la vejez llegara alrededor de los 130; argumentamos que estas condiciones hubieran permanecido desde la época de los griegos; concluimos algunas cosas: que la expresión de amor eterno jamás hubiese sido formulada, que la Seguridad social no hubiera sido una alternativa para Bismark, que el capitalismo no hubiera existido. Quedaron algunas incógnitas acerca del valor de la monogamia y la atrocidad de la infidelidad. Sobre si Borges hubiese olvidado, antes de haber sugerido temerariamente, que un hombre debe ser todos los hombres en el transcurso de su vida.

En cambio, por término medio, en nuestro país vivimos poco más de la mitad de esos supuestos 150 años, con una vejez que en ocasiones nos sorprende a los 50 años o con una infancia que muchas veces se cuela hasta entrados los 30.

En los primeros dos años que he recorrido de esta tercer década de vida, he definido aspectos cruciales de mi vida desde cierto punto de vista, por ejemplo, opté por la entereza de jugar juegos de azar con Dios, de correr los 100 metros planos con la certeza de que la pista tiene sólo 90; preferí la estabilidad en vez de la vacilación como estilo de vida. Eso me costó transformar algunos planes en quimeras, pero me permitió distinguir algunas virtudes que bajo la intemperie de la incertidumbre apenas son despojos de cualquier aspiración suprahumana, a la que parece que nunca se termina de admirar.

Descubrí que inventé una mujer que está en los rostros de muchas mujeres: narices portentosas, ojos abismales, labios que no cesarían de confundirse con los míos. He conocido el criterio para aquilatar la tragedia y la ironía, y para distinguir la elegancia y el estilo.

Hace años, platicaba con mi padre acerca de las edades en que uno se independiza. Argumenté en mi favor un sinnúmero de vicisitudes sociales y económicas, creí haber logrado una explicación irrefutable; su silencio resguardado tras una bocanada de cigarro fomentó esa impresión. Segundos después, soltó una de sus experiencias, me abrumó; al cabo de unos segundos supe que él tenía razón: quien se quiere independizar, lo hace.

De cualquier manera no deja de ser cierto que el proceso de reproducción social de la familia, en promedio, se ha retrasado.

Datos Duros

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en 1995, la primera relación matrimonial en promedio, los mexicanos la tuvieron a los 21.6 años de edad (mujeres, 20.0; hombres, 23.2). Destacan el Distrito Federal, como la entidad con el mayor promedio 22.8 y Chiapas con el menor, 20.6.

Diez años después, en el país, el promedio de edad para matrimoniarse se elevó a 26.4 años (mujeres, 25.0; hombres, 28.7. El DF mantuvo el mayor promedio de edad al contraer nupcias por vez primera con 28.9 años, y Guanajuato y Yucatán el menor con 24.4 años en promedio.

Es pertinente notar varias cosas que cambiaron en esos diez años. En primer lugar, el promedio de años para contraer las primeras nupcias, se elevó casi cinco años (de 21.6 a 26.4 años); la distancia entre el mayor y el menor promedio, en cada año, se amplio al pasar de 2.2 a 4.5 años.

Esto refuerza el planteamiento de que el proceso de reproducción familiar se ha venido retrasando, aunque los motivos aún no están esclarecidos con certeza, deben jugar un papel importante la creciente incorporación de la mujer al mercado laboral, así como la falta de empleos formales y la consecuente falta de estabilidad económica, entre otros muchos aspectos de índole psicosocial, no menos importantes.

Un dato que llamó mi atención, es el devenir de la relación matrimonios-divorcios (número de divorcios por cada cien matrimonios), que en 1970 fue de 3.2, en 1980, de 4.4, en 1990, de 7.2 y en 2005 de 11.8. Datos que insinúan, de entrada, una correlación entre el decadente poder adquisitivo y nivel de salarios con el creciente número de divorcios.

Los procesos socioeconómicos cambian relativamente más rápido respecto a los procesos culturales, tienen otro ritmo. El problema es que nuestras expectativas están dentro del terreno de la cultura y nuestras posibilidades en el de la socioeconomía.

Fuente
de información: INEGI:
www.inegi.gob.mx (Estadísticas nupciales. Varios años)

sábado, 22 de septiembre de 2007

Maximilian

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Respuesta correcta a la encuesta anterior: Eres más feo en persona: Lenon a Zappa.
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La canción que se escucha de fondo, es inconfundible y no necesita presentación.
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Abstract: This is last part (on Internet) of Botafogo’s saga, because I just tried to expose some characteristics of some protagonists. Actually, this saga is a piece of a large tale of tales or a little novel that I have had in mind since two years ago, but I can’t wait to have time to do it. I had preferred to write great lines of its story.

Well, this part narrates two meetings one of them it’s between Botafogo and Victor, and the other, between Maximilian and Victor; perhaps, Victor’s mind is the scenario of a great and millenary battle: concrete vs abstract; random vs certainty. Suddenly, almost at finish, reader will discover that maybe nothing about that it’s true, but a marvelous trick.

Also, you can download a classic CD by a classic band: Brothers in Arms, Dire Straits, 1985.
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Excelente disco de Dire Straits, ésta agrupación británica liderada por Mark Knopfler, gran guitarrista que caracterizó con su sonido a la banda y que durante los ochentas fueron una de las bandas emblemáticas del rock.
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En lo particular, mi favorita es la de So far away, pero si se quieren poner alegres, recomiendo la canción Walk of life. Ni qué decir de One world. Es una chulada este material.
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ME QUEDÉ de ver con Aurora para ir al cine a ver la película Mr. Brooks. Un poco de loción, mi chamarra y salí de mi casa. Caminé por el pasillo del jardín que en ciertas épocas del año parece selva negra, según Francois. Abrí la verja que da a la calle y estaba un carro, un Tsuru color gris. Se abrió la puerta y un señor me invitó a subir. Como en los sueños, mi proceder fue inexplicable porque abordé sin cuestionamientos, como siguiendo un guión que nunca había leído.

El chofer, al que nunca le vi el rostro, condujo por Avenida Insurgentes hacia el sur; en Reforma dio vuelta rumbo al Ángel.

−Victor, vengo a hacerte una oferta que no podrás rechazar: la inmortalidad.

Yo estaba a punto de soltar una carcajada que se quedó en sonrisa, porque al mirarlo a los ojos me fue imposible no sentir que la oferta iba en serio.

−¿Y qué te hace pensar que me interesa la inmortalidad? Digo, ¿por qué no dinero o propiedades?

−Hace tiempo que sigo de cerca tus pasos y los de tus amigos, sé que la inmortalidad los apasiona; incluso, uno de ustedes escribió una novela sobre este tema; incluso, el azar lo favoreció porque describió una realidad velada desde hacía miles de años; incluso, ese acto trajo consecuencias funestas a dos de tus amigos. Seré claro con vos, sólo el escritor, tu primo y tú quedan con vida. No ser favorecido por el azar es cosa de todos los días y uno se lamenta, pero ojo, Victor, que cuando te favorece, los resultados nos son los esperados, no es tan sencillo como ganarte el Melate al que tanto juegas.

−Pero…−Alexander, soy Alexander. –Bueno, Alexander, al igual que ser beneficiados por el azar trae consecuencias no contempladas, ser amparados por la inmortalidad, debe tener sus resultados no contemplados, no?

En ese momento, íbamos por Bucareli, pero al mirar por la ventana del auto, observé que en la esquina donde debía estar el Café la Habana, estaba un hotel gigantesco color marrón, y en grandes letras rojas su nombre: Hotel Moncloa. Donde debían estar los cines de Bucareli, estaba un centro comercial imponente como el Moncloa. Alcancé a ver que la gente que ascendía por las escaleras eléctricas, lucían como robots. Estaba el coche detenido por el semáforo en rojo.

Empecé a sentir nauseas porque las calles que conozco de memoria parecían ajenas a la ciudad, a la realidad. Podía tolerar el hecho de abordar un auto con un tipo que decía ser el personaje de la novela de un amigo, asumir el riesgo que ello implicaba, pero la ciudad alterada no la toleré. Me sentí indignado, no encuentro una mejor palabra; no soporté desconocer los edificios que miraba; fue como descubrir una mentira abrasiva que te quema mes con mes. Pensé que… no sé qué pensé. Desde ese momento me sentí ajeno a todo. Extrañé las cosas más sencillas de la vida como el rastrillo sin filo que por la mañana deposité en la basura, ¿qué mañana, la de hoy, la de ayer, la del día siguiente?

En verde el semáforo; el conductor tomó un anillo, donde no lo hay o había, y entramos a lo que suponía el estacionamiento del centro comercial. No recuerdo cuando aparcamos; lo siguiente que hay en mi memoria es una mesa de un restaurante vacío, en donde estábamos sentados Botafogo y yo. No estábamos comiendo; bueno, a lo mejor él sí, pero no estoy seguro, si algo abunda en esto que narro son las imprecisiones.

−Cargar con la inmortalidad, con una inmortalidad indeseada es un privilegio durante el tiempo que estás con los tuyos, tu manada, tu familia, tu territorio, los primeros que tienes. Parece una contradicción, pero sólo así se disfruta la inmortalidad, cuando no es visible ni verificable, cuando es un secreto casi una presunción. Después, cuando todo se va deteriorando y desaparece tu primer entorno familiar, fraternal y territorial, sí te diviertes y lo disfrutas, pero poco a poco dejan de existir novedades, se va perdiendo el interés hasta que te vuelves asesino, conspirador, héroe, traidor, todo eso que siempre no fuiste. Pero hasta las actitudes humanas tienen un límite, y al cabo de unos milenios, haces retrospectiva y percibes que ya has sido todo en todos los países y en todas la lenguas; te das cuenta que contribuiste a crear países y conflictos, que formulaste lenguas a través de las cuales millones de personas han expresado su amor y su odio.

−No me es difícil creer lo que dices, pero ¿por qué me lo dices?

−Quiero legarte mi inmortalidad

Volví a sentir nauseas, ya no era nada más la ciudad, sino este personaje insolente que una negligente realidad permitió que conociera. Pero admito que me sedujo la idea de ser inmortal, mas no la inmortalidad.

−Dime, Botafogo, si aceptara y alguien me disparara una bala en el cerebro, ¿moriría?, o de qué inmortalidad me hablas?

−No me refiero a las inmortalidades que ves en el cine o en la televisión; lo que quiero regalarte es un don, una magia, algo que no alcanzas a vislumbrar con apenas treinta años de vida. Mira, Si un sicario va a matarte el día 26 de septiembre por la tarde, digamos que por la mañana se enferma de diarrea; si persiste en su afán, y lo quiere hacer el día 29, digamos que tiene un accidente su mejor amigo, o su esposa. Si convergieran más voluntades para que él logré su fin, pues o lo atropellan, o se descompone su pistola, o un tumor invisible y repentino lo doblegará en el acto ejecutor.

Lo que te quiero decir es que la inmortalidad que cargo es una alianza entre lo etéreo y lo concreto, el azar y la regeneración perpetua de tu información genética: es la fusión en su mayor intensidad de la vida y la realidad, y empatan en ti. La vida le avisa a la realidad que tiene que evitar tu muerte, y ésta hará lo necesario para evitar tu fin, primero de manera velada u ordinaria, tal es la preferencia de la realidad, pero si fracasa, pues ocasiona sucesos cada vez más increíbles para evitar que mueras.

En el 753 estaba desanimado en algún lugar de la hoy Francia, cerca de Poitiers; increíblemente y contra pronóstico, Martel venció la oleada mora. ¿Ves lo que te digo? Hace casi veinte años le propuse a Cuauhtémoc tomar las armas; al día siguiente, optó por la marcha del silencio.

−Alexander, eso lo he visto en la televisión, es un discurso dirigido, lo que dices…

En ese momento, impaciente, Botafogo miró por la ventana que daba a Bucareli, y al decir adiós, se encaminó con premura hacia la salida; no lo vi más. Cuando volteo a la mesa, está sentado frente a mí un tipo con gabardina y mientras se quitaba el sombrero me espetó.

−Olvídate de la inmortalidad, dedícate a disfrutar de la vida. No digas nada, sé que acaba de huir Alexander, sé lo que te ofreció… Olvídalo, si está huyendo es porque sabe que ahora no nos podrá enfrentar, que se avecina su fin; si te quiere regalar su inmortalidad, es porque cree que es una manera de mantener la esperanza de vencernos, pero lo único que hace es trasladar el problema a tu vida. Te propongo un plan de vida cómodo para que te olvides del asunto.

−¿De qué estás hablando, quién eres vos?

−Sólo piénsalo. Te ofrezco ganarte el Melate, facilitarte las cosas para que te vayas a estudiar a Inglaterra, cursar hasta tu doctorado, y ser el primer Nobel en Economía de tu país; claro, y todo lo que ello conlleva: mujeres, alta sociedad, glamur, clubs deportivos y selectos, una familia feliz. ¿Qué dices, Victor?

En ese momento reí y reí, hasta que fueron carcajadas las que provocaran un dolor en mi abdomen. Lo miraba con lágrimas en los ojos, no podía pensar, únicamente me carcajeaba. Pronto, sentí que estaba llorando como en el primer día de clases, como cuando recibes la primera nalgada en el quirófano. No sé cuánto tiempo lloré ni cuanto tiempo reí. Al final de mi catarsis, él seguía esperando mi respuesta. Cansado, con los ojos ardiéndome, respondí: −¿Qué tengo que hacer?

−No tienes que hacer nada. Sal por el Moncloa y camina sobre Bucareli hacia Gobernación. Mañana no recordarás nada de esto; si acaso lo recordarás durante unas horas, y es porque la actividad neuronal en estado onírico es la que segrega ciertas sustancias químicas que eliminarán de tu memoria lo que acabas de vivir acá. Si después de un tiempo sueñas con estos lugares, sentirás que en efecto lo viviste, pero la ciencia y el esoterismo tienen respuestas para ello, y luego lo olvidarás.

Antes de abandonar el restaurante, me alcanzó a recordar el día en que le ayudé en una mudanza a mi primo Coltrane.

−¿Recuerdas el libro de Edward Talbot?, yo le arranqué las hojas que le faltaban. En otra ocasión, si gustas, te cuento lo que dicen.

Por primera vez lo vi sonreír.

−Por cierto, ¿quién eres tú?

−Maximilian.

Caminé por el pasillo del hotel, me topé con personas comunes, tan comunes y a pesar de ello tan extrañas. Vi que una señora morena de cabello largo, lacio y cano, entró llorando a su habitación, vi el número, 1974; pensé en la inmensidad de la construcción, en lo suntuoso de la decoración: la alfombra guinda e impecable, un aroma a lavanda, las puertas de madera oscura, barnizadas brillosas, las chapas doradas y opacas. Algunos platicaban, otros con la mirada perdida. Intenté preguntar la hora a uno de ellos, pero vi su reloj y no tenía números, sino símbolos raros; me alarmé y me arrepentí de indagar la hora, pero mi ademán estaba hecho. Confieso que olvidé lo que me dijo, pero no fueron números.

Quizás no tenga caso describir todo esto, a lo mejor es la intención de no olvidarlo después de dormir hoy por la noche, de preservar lo esencial: Botafogo, Maximilian, los motivos de las muertes de mis amigos, quizá el de la mía. Entender que todo esto es una mentira que tú estás leyendo desde algún rincón en el mundo y que la ausencia que sientes detrás de ti no es el azar ni la inmortalidad, sino tu vida misma.

Antes de salir del Moncloa, uno de los botones me entregó una tarjeta del hotel con sus teléfonos, fax, hasta página electrónica, y, lo recuerdo bien, el nombre del hotel en un rojo chillante. Caminé sobre Bucareli rumbo a Gobernación, llegué en unos segundos al cine Bucareli. Me metí a ver a qué hora empezaba la de Mr. Brooks. De pronto, Aurora me dice.

−¡Qué bárbaro, quedamos a las dos; ya son las tres!, ¿qué onda? Vamos al Café la Habana, en lo que empieza la otra función, no?

Incrédulo metí la mano en la bolsa interna de mi chamarra, sólo para cerciorarme de que ahí estaba la tarjeta del Moncloa; sentí el relieve de su tipografía y me tranquilicé.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Francois, Pisando Europa

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Respuesta correcta a la anterior encuesta: Cuando se dice que llevas una carta de Belerofonte, es porque el mensje que portas te perjudica.
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La canción que se escucha de fondo es Never, never de Dschinn, de Alemania (1972).
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Abstrac: This text represents the experiences of one of my best friends: José Israel Arreola. Experiences in other continent: Europe. I remember, when I met José (or Francois for pals) at CCH-Naucalpan, a lot of years ago, he told me “you know?, some day I’ll travel to Europe, it’s one of my dreams”.

Now, it’s a pleasure to me show you his first impressions through his mails.

Also, you can download CD by Dschinn from 1972 (German bands use to be the favorites for him).
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En esta ocasion le dedico el disco Dschinn del grupo homónimo del año 1972 a Francois, así que cuando leas esto, espero que lo disfrutes, ya sea desde Europa o si ya regresaste, pues también sirva para reportarte. Es una cortesía de Heavyrockspectacular.
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Novus Mundi

Miércoles 11 de julio.

DESPUÉS DE 10 infernales horas de vuelo, llegamos a Frankfurt −puta madre, a Frankfurt (!)−. A las 14:45 hrs. al ver tierra, con la música de Vangelis en la cabeza, lloré como debió llorar Colón al ver por primera vez el Nuevo Mundo. Sólo de ver me dieron ganas de no irme. Sin embargo, a diferencia de él −o tal vez, a su semejanza− estaba viendo toda una vida en este mundo que he habitado desde niño y que sólo existía en mi cabeza, mi lengua, y los libros. No pude ni quise aguantarme. Frankfurt... Puta madre. Después, ya en el aeropuerto, teníamos una hora para tomar el avión a Paris y me parecía bastante.

Sólo que nadie hablaba alemán −je− y allí empezó la diversión... Descubrir que los alemanes pueden ser tan precisos como los mexicanos para orientar a la gente nos tomó preciosos minutos. Una vez encontrada la ruta correcta sólo teníamos que llegar al otro extremo del monstruoso aeropuerto... La versión Alien 4 de Lola corre. No todos sobrevivieron. Algunos fueron interceptados por los Alien (los de la aduana; no sé si les inocularon un “cumbiote” y los encapsularon en cera). Je. Llegaron aquí al día siguiente. Otros, entraron al avión cuando estaban cerrando las puertas. Les dije: "yupi, vamos a hacerlo otra vez." Yo venía tan a gusto platicando con un señor de München, que me tomo por sorpresa la llegada a Paris.

Ya en la sala de espera de Charles de Gaulle, deberían estar esperándonos "les animateurs" −"los animadores" cuyas funciones los asemejan a los calenturators llamados "ciudadanos" en un club de verano sadomasoquista de cierta película, sólo que éstos (as) sí traen ropa y no traen patines− que iban a recibirnos. Yo me los imaginé en botargas de Pepe Le Peuh poniéndonos unas guirnaldas y dándonos besito en ambas mejillas. Sencillamente, no estaban. Llegaron media hora tarde (porque les hablamos). Recepción a la mexicana...

Cuando acabaron de subir las toneladas de maletas a la camioneta, les dije en plan de broma "Bueno, las maletas están a bordo, ahora todos en metro hacia la residencia". Je. Pues así nos fuimos. Casi me orino de la risa pensando en ese capítulo de Los Simpsons cuando Bart viene a Francia. "O Maurice, tus días de trabajo se han terminado". Preferí no abrir más el pico, aún podía haber algo más...
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Puissent les lumières du Grand Siècle...

Jueves 12 − Domingo15 de julio

Y BIEN...agenda apretada. Después de esa recepción digna de un mexicano, los animadores nos condujeron en RER −la version parisina de las líneas A y B− hasta la residencia universitaria internacional. Después de darnos nuestra cajita feliz Prof en France con una playera Oui, je, parle français, nos entregaron nuestras maletas −que estaban en una camioneta estacionada en una lateral del periférico con un plástico en vez de un vidrio roto− para llevarlas cada quien hasta su respectivo nicho, ubicado en uno de los 3 edificios asignados: Casa de las Artes y Oficios, Casa de Bélgica y Casa de Estados Unidos –nada más adecuado que esta última para sentirme como en casa−. Instrucciones, cena atragantada, sesión de bienvenida oficial en el auditorio, brindis. Todo eso en una hora. Irse a dormir, levantarse temprano al otro día para empezar los recorridos. Siguiente día temprano, todos “zombies de zaguayo” al partir. Cena nefasta de cafetería escolar. Al otro día, después del pequeño desayuno, continuar los recorridos. Un animador dio la instrucción de formar un primer contingente (mixto, obviamente) de 25 individuos, y todos los mexicanos se lanzaron en bloque, como si hubieran dicho: acérquense todos los mexicanos. Yo no sabía dónde meter la cabeza; me junté con unos sudafricanos. El grupito en cuestión se autodenominó tequila, y así andaban gritando por todos lados para reagruparse... Picnic en Jardín de Luxemburgo con viejitos jugando petanque −en Mexico los viejitos de la Alameda se entretienen con el ajedrez−; etiqueta: magnífica recepción de honor en la Academia Francesa por los pastores de ese rebaño disperso por todo el mundo que somos los profesores de francés. Madral de fotos; un día Versalles, otro día Comédie Fraçaise −me dejó asombrado, eso no era un teatro, era EL teatro−, otro en el Louvre, otro Montmartre. Los comercios del barrio que está en la quebrada son iguales a las calles más chachareras del centro histórico del DF, y a partir de las escaleras, grupos de turistas reproducen el ambiente dominguero “pandrofresa” de Coyoacán−, Père Lachaise, etc., etc., etc...Vida de turista.

Domingo: salida hacia Vichy. Domingo 15 − Sábado 21 de julio Excelente travesía en carretera. Después de atravesar el Loira –que para mí es como la puerta de Alcalá−, todo empezó a tornarse más interesante, y ya desde las cercanías de Vichy hasta el CAVILAM, apareció Francia como siempre la tuve en la cabeza −como en ese video de Enigma, Return to inocence, pero modernizada; estimulante actualización de mi imagen mental. Desembarco. Ya habíamos sido previamente subastados −no nos revisaron los dientes−, y cada quién partió con su nueva familia... ahora tenía mami francesa, hermanito sudafricano –un tipazo, Ross, es su nombre no su apellido y no se llama Bob chicas y chicos−, hermanita japonesa, y hermanito brasileño −como si lo bastardo del portugués de mis colegas brasileños construido con palabras, gramática, y pronunciación francesas al pretender hablar francés no hubiera sido suficiente después de una semana−; ¿su nombre? Je. Norberto (!). Curso tras curso, por las tardes visita histórica del pueblo −Edad Media, Mme. de Sevigné, Napoleón III, Mariscal Pétain y régimen colaboracionista con la Alemania Nazi-, a la fuente de los Celestinos −Vichy también es famosa por un agua ferrosa que sabe a rayos−, caminatas por el Allier –río que atraviesa la ciudad con todo y playas artificiales instaladas en un pequeño tramo de la rivera−, una noche al hipódromo, una tarde a Clermond Ferrand −la ciudad más cercana, ver adjunto−, en lugar de la excursión al Puy de Dome por el mal tiempo, etc., etc... Miércoles 25 de julio El grupo partió ayer al amanecer. Yo he quemado las naves y he accedido a una nueva etapa ; ahora estoy en mi cuartel general –en Versalles con un viejo amigo− preparándome para el asalto final: el Báltico.

Un saludo a todos.

P.D. Odio el teclado AZERTY
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Hej från Stockholm

25 de julio


DE ÚLTIMO minuto, ya en la cola de registro de equipaje para el vuelo a México, logré hablar con mi amigo Christophe −habia recibido su invitación por mail− y pasó por mí para conducirme a su departamento en Versalles. Tres días después, con un reservación hecha un día antes, salí temprano de Charles de Gaulle. Llegué por aire a Hamburgo, por mar a Trelleborg, y por tierra a Estocolmo. Me felicito ampliamente por las dos primeras improvisaciones; pero eso de ser hijo de la anarquía y aliado del caos, en Suecia no funciona. Parecen estar vacunados (no puedo decir eso de los franceses). No he encontrado a Bo −se pronuncia Bu−, y la primera improvisación que tuve que hacer aquí, me dejó en la calle la noche en que llegué; ¿cómo iba a saber que cerraban la estación por las noches?; tuve suerte al escabullirme de una banda de rateros que parecían de los Balcanes como los escuincles de Tiempo de Gitanos. Por el momento estoy en un vandrarhem −hostal en un barco− y la pinche tarjeta de crédito sigue muerta. Me temo que el botín estará muy lejos de ser sustancioso... Por lo demás, esto sí es otro planeta; se extraña el bullicio de Paris o la vitalidad de Hamburgo. Pero no me arrepiento.
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Paris, la Suède s'est finie!

14 de agosto, 2007

En la canción homónima de mano negra, la parte del coro es entonada −o desentonada− por una tropa de briagos a todo pulmón "Paris, la nuit s'est finie!" Y bien, el sol nórdico se acabó. Para mí, Suecia terminó en Nyköping, en la fila del aeropuerto de Skavsta; tres turistas suecas −una de ellas el estereotipo vivente de Pippi Långstrump, que nunca vi en Estocolmo− platicando entre ellas apenas se veían o se escuchaban en medio de una fila de francófonos nativos o de adopción. Me sentí menos extranjero; por fin todo el mundo dejó de dirigirse a mí en inglés −cómo podían saber los suecos que no hacía falta− y forcé a ello a las pinches azafatas. Creo que empiezo a entender por qué me parecieron tan poco interactivos los suecos. En fin.

Soy Hijo de la Anarquía, y mi Aliado es el Caos

sábado, 8 de septiembre de 2007

El Mito de los Hombres de Equinoccio

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La respuesta correcta de la anterior encuesta es Santiago Feliú que de niño, sólo volteó la guiarra (diestra) de su hermano Vicente, y aprendió a tocarla.
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La canción que se escucha de fondo es Butterfly, que se inclye en el disco Hound of Hades (1973) de Three-Headed Dog.
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Abstract: Equinox’s Men are people that thousands of years ago, listened a thunder; after that, they looked a perpetual Ray that broke in two the dark sky. A second night, they saw a Caterpillar devouring the Ray. They know when caterpillar conclude that work, their lives will end. The Equinoxes lives among our societies, but you just could recognize them in two different dates a year, because they look: distant, clumsy or indifferent.

Also, you can to download an awful CD (Hound of Hades, 1973) by Three-Headed Dog, excellent band from UK. Kayyam eternal prison and Kayyam Collusion, both are extraordinaries samples of those Rock and Roll years. Besides, CD contains a cover song: 25 to 6 to 4, by Chicago.
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Excelente disco de 1973, la banda es Three-Headed Dog. Estos ingleses en unas cuantas canciones, sintetizan el sonido del rock en aquellos años.

En la tremenda portada del disco, el cancerbero no da concesiones a ningún sujeto, hasta con su cola está ahorcando a uno de ellos. Este marterial altamente recomendable, es una cortesía del Blog: Heavyrockspectacular.

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NADIE LO sabe con exactitud. Alexander Botafogo refiere que fue hace casi 26 mil años; Antonio de Ventura, sostuvo que era una mentira que degradaba la inteligencia humana; Demetrio III, mandó a la hoguera a sus divulgadores; en cambio, Ireneo de Lyon, ignoró el hecho con desdén. Lo cierto es que los Hombres de Equinoccio están entre nosotros. Y digo hombres por convencionalismo; se sabe que proporción entre hombres y mujeres es igual.

Hace millones de noches, un trueno hizo voltear la mirada al cielo a muchos hombres y mujeres; no a todos. Esperaron la luz y un Rayo rasgó la oscuridad, pero no desapareció. El techo celeste permaneció cuarteado para esos escasos individuos, que desde diferentes latitudes del planeta, compartirían para siempre, a través de sus descendientes primogénitos, esa misteriosa rajadura en el cielo, esa secreta suerte. Sólo estaban concientes de ello dos veces al año (Sam Stevens, cree que esas fechas son el 21 de marzo y el 23 de septiembre).

Otra noche, esos mismos individuos presenciaron una crisálida que desde adentro fue consumida por la Oruga έναρξη. Ésta, por instinto, empezó a devorar el Rayo perpetuo que sólo los Hombres de Equinoccio veían. No hubo exaltación ni nostalgia por parte de ellos; sin embargo, sabían que los días de su estirpe estaban contados, que cuando έναρξη terminará de consumir a τέλος (nombre que le dieron al Rayo) sería su inminente fin.

No se pusieron en contacto para evitarlo, no habrían sabido cómo hacerlo; tal vez fue el hecho de que las evoluciones de έναρξη, fueran tan lentos, lo que los hizo sentirse a salvo. O quizás, en el fondo, querían que todo acabara cuanto antes.

Conforme la Oruga iba devorando al Rayo, los Equinoccio adquirieron mayor conocimiento, sabiduría, intuición; incluso, hubo quienes se llegaron a reconocer fuera de las dos fechas en que solían estar concientes de ser lo que son.

Siempre renuentes a la acción, hoy en día los Equinoccio suelen mirar al cielo sin saber el porqué, sin cuestionarse, como un acto reflejo de una memoria indómita e inexorable que duerme en ellos la mayor parte del año.

Durante ese par de días, suelen ser distantes, torpes o indiferentes. Pero están atentos porque saben que la Oruga casi ha devorado al Rayo. En esos días, ellos sueñan con aquélla noche cabal, pero la manipulan, la falsean. Unos sueñan que τέλος quema a έναρξη; otros, que la Oruga se consume así misma antes de salir de su capullo; otros más, que el Rayo desapareció y volvieron a ser hombres como los “demás”. Hay quienes soñaron que domeñaban al Rayo; pocos, los que creyeron ser la Oruga. Algunos Equinoccios enloquecieron debido a que creyeron que ese par de días, en realidad eran el sueño.

Son gente “normal” que practica las profesiones liberales. Muchos de ellos se han conocido y han procreado, lo que ha coadyuvado a mermar el número de Equinoccios, que durante varios milenios se mantuvo intacto. Sin que reparen en ello, las epidemias, las guerras, los suicidios, son otros factores que han contribuido a la reducción de su población; sin embargo, si por lo menos dos de ellos no se conocen, tendrán posibilidades de sobrevivir hasta que έναρξη termine de engullir a τέλος.

Sería irónico que también estos Hombres de Equinoccio, llegaran a su fin por sus propias decisiones, mientras esperan a que su hecatombe sea signada en el cielo, dos veces al año.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Cuarto Oscuro

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Respuesta de la encuesta anterior: Uno de cada diez brasileños es negro.
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La canción que se escucha de fondo es Slipstream, que viene incluida en el disco Aqualung de Jethro Tull.
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Abstract: This is a tale about Odiseo’s life. A large metaphor between photographic camera and memory, between darkness and our reflections.

Odiseo Arrives to his house. It was a breakdown electrical energy at neighbour. His apartment was so dark as he has ever thought. A weird little light appears in the middle of the darkness; Suddenly, Odiseo feels baffled; after that, a cascade of thoughts fell down over his mind.

Also, you can download an extraordinary CD by Jethro Tull, excellent England band from sixties-seventies. This CD, Aqualung (1971), it was of the most famous of the band, and the picture on the cover front it’s pretty cool. If you like progressive rock, don’t let it go.
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Uno de los mejores discos que he escuchado en toda mi historia como consumidor de rock, que aunque no es mucha, ya puedo contarla por quinquenios. Se trata de una placa básica del progresivo del año 1971, Aqualung. Canciones como Hymn 43, Cross-Eyed Mary, Slipstream , y por supuesto Aqualung, hacen de este disco de Jethro Tull una verdadera joya. Una recomendación de Carta Abierta tipo: descárgalo y escúchalo.

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NO CABE duda que el proceso del revelado es toda una metáfora de cierto aspecto de la vida de las personas: el recuerdo. Si no una metáfora una extensión de éste. Un palo es la extensión del brazo; un serrucho, de la dentadura. Así, la fotografía es la extensión de la memoria para poder recordar.

Es claro que no puede haber recuerdo sin memoria, como tampoco, fotografía sin cámara fotográfica. El revelador es la solución líquida que vela las imágenes, así, la intensidad del sentimiento asociado al recuerdo, determina sus posibilidades en la memoria. El detenedor y el fijador, dan claridad y matices entre el negro y el blanco, para impedir que lo que no es negro adquiera su mejor cromo; así, nuestro espectro de lo bueno y lo malo, le dará a nuestros recuerdos su lugar adecuado.

Pero qué cosas se me ocurren ahora que llego a mi casa y no hay luz. Debió ser un "cortón" general; en la calle los faroles están igual. El cielo nublado de otoño muestra una noche oscura, de esas que casi se han extinguido en las ciudades. Las noches citadinas ya no tienen nada que ver con las que me contaba mi bisabuelo de Cuautla. Aquéllas en donde las estrellas eran luceros, que incitaron a los hombres milenarios a identificarlos con dioses, que indujeron a hombres más recientes, a compararlos con los ojos de la mujer amada.

Hoy las luces de la ciudades son de neón, y no está mal, pero no es mucho comparado con el cielo estrellado de Jalapa, donde miles de lámparas, en una noche bohemia, junto con mis amigos de la ENEP-Acatlán, proyectaron nuestras sombras como recuerdos. Sobre una piedra áspera y no localizable, mi sombra lloró por un recuerdo del futuro y aún no recuerdo que ése está por llegar.

Tengo noticias de que invidentes, reconocen la densidad de los colores sobre los materiales que tocan. En esta oscuridad artificial de mi casa, no soy capaz de reconocer de memoria, la ubicación de la vela que quiero encender. Con esfuerzo, he localizado el sillón donde me encuentro; no sin antes haberme pegado con el mismo, en la espinilla.

Pienso también en la impresionante memoria de los autistas, en la de Funes, que desde la oscuridad de su cuarto, reprodujo en su cabeza un día entero, minuto por minuto. Pienso en los faros que para los barcos, en ocasiones, lo es todo, les evita el naufragio. Pienso en la invalidez de un espejo en la oscuridad, que el arrepentimiento es la verificación de una sospecha vista en cámara lenta, que quemar las naves es inventar una verdad para olvidarla, descubrirla, y terminar creyendo en ella.

No hay ruidos que me den referencia del paso del tiempo, no más tic-tac; mis relojes digitales.

Sentado aquí, inmerso en esta oscuridad, con las referencias del sillón, la respiración. el trancazo que me di en la espinilla y tragar saliva, como los únicos hechos que demuestran que sigo vivo. Algo similar debe ser experimentar la oscuridad del espacio exterior, donde no hay referencias, donde la noción del tiempo de los seres que pudieran vivir ahí, no tendría el antes ni el después, probablemente no existirían los adjetivos, donde toda argumentación sería sólo una divagación.

Algo me distrae, una luz intermitente como un quásar. Pero estoy en mi casa, debe ser una lamparita de esas chinas. Debe estar a la altura de la puerta de mi habitación, y se ve tan lejana... igual que el amor que sentía por Nati; que en los últimos meses antes de nuestra separación se prendía y se pagaba, incluso estábamos acostumbrándonos a esas intermitencias: el deseo nocturno y la amabilidad matutina.

Me levanto para ver mejor esa luz que no alcanza a alumbrar nada a su alrededor y observo como se eleva. Bruscamente me agacho; la breve luz cae y se detiene. Muevo mis brazos y mi cuerpo, y verifico su quietud. Pronto deduzco que sólo sigue el movimiento de mi cabeza. Muevo mi cabeza manteniendo fija la mirada, y vuelvo a verificar su quietud: ¡Eureka!, sigue el movimiento de mis ojos, acaso mi mirada. Desvío un poco la mirada hacia la izquierda y luego a la derecha, compulso que sigue esos movimientos; cierro los ojos para ver si se apaga la luz... ¡qué pendejo!

Empiezo a bailar en la oscuridad y detecto que por momentos se pierde esa luz, como si tuviera un marco de acción, un eje del que no puede escapar.

Quisiera poder poner en la tornamesa el nuevo disco de Soda Stereo, y bailar la de Nada personal. ¿Por qué no marca por teléfono Andrea, y me dice que ya viene para acá?

Me vuelvo a sentar en el sillón y veo que la luz empieza a elevarse supongo que hasta el techo, pero éste en la oscuridad es como el infinito, de pronto, cobra una serie de movimientos aleatorios, pierde uniformidad y la empiezo a confundir con una luciérnaga que me recuerda el amor que siento por Andrea. Qué bella es, qué impredecible es, aunque... aún no me acostumbro a ella, y quizás eso es parte de esta magia que me hace sentir.

Un frenesí recorre mi cuerpo y empiezo a perseguir la luz sin pensar en que en menos de cinco segundos tropezaré con algún mueble. Han pasado quince segundos y no he tropezado con nada, ni siquiera me he estrellado con las paredes; me detengo asustado y con vértigo, más por estar ileso que por mis movimientos. La luz se detiene, corro hacia ella y en el camino pienso en Andrea, en mi vida, en esta locura que experimento. Pienso en ti que consideras que esto jamás ocurrió. Y me estrello con un vidrio grande y termino en el suelo como después de haber resucitado.

No sé si quiero que regrese la luz... tengo el rostro cortado, me arden las mejillas. Abren la puerta, es Andrea. Llegó la luz, literalmente.

–Hay, ¿qué hiciste Odiseo?... rompiste el espejo que compré –Casi le reclamaba y se lo cobraba.

–Pero Andy, qué lugar para dejar un espejo, en medio del pasillo –Casi la llamaba imbécil.

–Lo trajeron en la mañana justo cuando me iba al trabajo. No me dio tiempo de ponerlo en otro sitio –Dijo ella, conteniendo su malestar y tratando de no sobre reaccionar a un accidente.

Su viaje recién empezaba, y como todos los viajes: extraordinarias experiencias que se van velando como las palabras y los hechos.